Hoy reflexionaremos sobre una de las variables más apasionantes en psicología del deporte, la activación y su relación con alcanzar altos rendimientos.
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La activación en deportistas ha sido estudiada desde hace muchos años, uno de los célebres estudios en deporte ya mostraba su nivel de influencia, la disposición de energía en deportistas no es una constante, hay factores que la potencializan.
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Es conveniente no confundir esta variable con la motivación, el concepto hace referencia a energía ( medible y tangible), misma que se requiere para alcanzar cualquier objetivo en el deporte y en la vida.
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Tal vez la teoría más usada para entender este proceso, es la de la U invertida, donde se explica que la activación tiene una zona óptima y justa para cada deportista, y donde el rendimiento se puede ver afectado tanto si se tiene menos activación como en exceso.
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Una teoría vinculada a la personalidad explica también que existen dos tipos de sistema nervioso en deportistas, aquellos con un sistema nervioso tipo 1 requieren menor activación para alcanzar mejores rendimientos, mientras que los tipos dos lo harán con mayor activación.
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Dada su importancia, los psicólogos han explorado varios métodos de medición de estos niveles de energía para poder determinar la zona óptima de activación en cada deportista. El error más frecuente tratar de correlacionar el nivel de activación con las pulsaciones.
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Medir la conductancia de la piel, es un procedimiento más conveniente para conocer el nivel de energía en un deportista, hoy en día existen diversos instrumentos para este fin, que nos permiten de manera sencilla conocer el nivel de activación y favorecer su autorregulación.
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Otra teoría interesante propone entender los niveles de energía en un deportista desde la fuente emocional. Aquí se establece que el nivel de energía disponible en un deportista para enfrentar un reto tiene un origen emocional, este modelo ha sido ampliamente estudiado.
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Una línea de investigación actual invita a pensar en el proceso de activación no sólo como una manifestación fisiológica, sino sobre la posibilidad de que la actividad eléctrica del cerebro deba tener un cierto perfil para favorecer el rendimiento deportivo
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De esta forma el perfil de activación de un deportista se puede personalizar según la disciplina, por ejemplo en deportes de combate, un nivel alto de respuesta galvánica (10 ohms) y ondas de 10 a 12 hz en zona motora del cerebro para alcanzar un nivel optimo de activación.
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La psicología del deporte ha estudiado por años esta variable y hoy en día ofrece múltiples herramientas para lograr que los deportistas tengan la habilidad de regular la energía con la que buscan alcanzar sus objetivos.